domingo, 15 de mayo de 2011

Facebook: la exposición de lo íntimo

 Somos lo que hacemos con lo que hacen de nosotros
J.P. Sartre

Muchos autores opinan que en las redes sociales on line no se “hacen nuevos amigos” sino que se trasladan las relaciones ya existentes: el mundo social en el que nos desenvolvemos cambia de escenario, del físico al digital.

Este nuevo campo de batalla trae aparejado una batería de códigos que los nativos digitales conocen y manejan con suma versatilidad. Etiquetar, comentar, compartir son sólo algunos de los términos que se utilizan con normalidad en el mundo 2.0. Cada uno responde (en la parte que le corresponde) a una nueva forma de pensar lo social en el mundo digital.

Una nota publicada en el diario español El País, del 24 de marzo del 2009, recoge ya en su título, uno de los puntos nodales de esta “mudanza” de lo físico a lo digital: Tu ‘extimidad’ contra mi intimidad.



Allí, se cuenta cómo Paula Sibilia, antropóloga y autora del ensayo La intimidad como espectáculo (Fondo de Cultura Económica), se preguntaba, en entrevista telefónica con el diario “¿Qué ha sucedido en la sociedad para que haya cambiado tanto la idea de lo íntimo?

En la última década el fenómeno ha explotado. La gente cuelga en YouTube sus ecografías, vídeos de porno casero, todo. ¿Qué está pasando para que la intimidad haya dejado de ser ese valor tan preciado de los siglos XIX y XX? Lo que ha sucedido es que ha cambiado la forma en que nos construimos como sujetos, la forma en que nos definimos. Lo introspectivo está debilitado. Cada vez nos definimos más a través de lo que podemos mostrar y que los otros ven. La intimidad es tan importante para definir lo que somos que hay que mostrarla. Eso confirma que existimos”.


Toma fuerza, entonces, un concepto acuñado por Jacques Lacan que refiere a hacer público lo íntimo y que lo llamó extimidad. Esta idea, recontextualizada en el mundo digital de las relaciones, toma otra fuerza porque no solo alude a la difusión de la vida privada de los individuos sino que marca un procedimiento para la constitución del propio yo: en la búsqueda de la aprobación del entorno, el cibernauta, refleja su vida minuto a minuto y como el conductor de un reality show, quiere que el rating permanezca siempre alto. Existe en Facebook una aplicación que permite ver cuáles de nuestros amigos vsitan más nuestro perfil y elabora una tabla de posisiones bajo el título “Mis tops fans”.


Hasta ahora, solo el formato televisivo conocido como Gran Hermano –tan existoso en todo el mundo-, hacía pública la vida de personas comunes, entendiendo por esto a no celebridades del mundo del espectáculo. Las redes sociales y Facebook en partricular son el Mega Gran Hermano que canaliza la necesidad de aprobación del entorno y la herramienta que vuelve visible la extimidad por medio de la cual los sujetos tienden a conformarse como tales en la era digital. En la base de la modelación del yo, está la aceptación, la popularidad, la fama 2.0.


La contrareforma:

Ante todo cambio radical en la cultura, siempre ha habido movimientos en sentido contrario.

Las redes sociales y este nuevo modo de relacionarse y de valorar conceptos tradicionales como lo público y lo privado, no es la exepción.


Abundan los informes periodísticos sobre las implicancias negativas de la hiper-exposición que van desde el uso de la información por parte de agencias gubernamentales de inteligencia para monitorear en tiempo real la vida de las personas hasta su utilización en cuestiones tan mundanas como un juicio de divorcio.



Una nota publicada por el diario chileno Nación.cl (acceder a la nota) decribe cómo ha aumentado el uso de Facebook en los pleitos por divorcio y con ello los clientes para los abogados estadounidenses y señala la dificultad de utilizar ese método probatorio en el país trasandino debido al alto costo que demandan las pericias probatorias de la veracidad de la información.

Otro punto muy criticado de las redes sociales y de Facebook en particular es la imposibilidad de eliminar los perfiles creados.


Las políticas de privacidad del sitio (que según estadísticas solo el 48% de los usuarios de Facbook las utilizó/modificó) permiten, por defecto, que cualquiera que sea párte de la red vea lo que en el perfil de cada usuario se publica y confiere a la empresa los derechos totales y de por vida de todo el contenido publicado, permaneciendo disponible aún cuando el usuario se haya dado de baja de la red.


En el 2009 se dio de alta una página web que proponía un suicidio 2.0 (http://suicidemachine.org/) que aún sigue funcionando a pesar de los reiterados intentos de Facebook de limitar su utilización.


El sitio propone la utilización de un software que con un solo clic elimina todo rastro del usuario de las redes sociales. El programa es gratuito, está on line y en el video de presentación dice “Yo era tal como tú. Estaba todo el día en Facebook, chateando, jugando. Todo estaba bien.

Pero me faltaba algo. Mi familia, mis hijos, mi esposa. No tenía tiempo ni siquiera para preparar la cena. Y después me pasó algo fabuloso: descubrí Suicide Machine y me cambió la vida”.


Sin duda estamos frente a un cambio tan profundo en la concepción de la sociedad, de cómo es que nos relacionamos, que la lucha entre las viejas prácticas sociales y las propias de la era digital se hacen presente, casi paradójicamente, en la arena de esta última.


Aunque en este punto cabe señalar que Juan Faerman, escritor, guionista de radio y televisión y director creativo publicitario ha sucitado una gran polémica con la publicación de su libro Faceboom.


Citamos aquí una parte de la reseña que aparece en su página web:

"Profundidad”, “cinismo”, “ironía” y “humor” no parecieran términos fácilmente asociables a Facebook. Sin embargo, en este libro eso es toda una realidad, ya que el autor los usa para responderse -con seriedad pero sin caer en solemnidades inútiles y superficiales- preguntas tales como: ¿Qué es lo que tiene Facebook que lo hace tan irresistible y fascinante? ¿Por qué, más allá de la clase social o cultural a la que uno pertenezca, se hace tan difícil mantenerse al margen de este primer gran fenómeno de masas del siglo XXI? ¿Qué es lo que hace que una en apariencia simple página sume adeptos sin parar hasta llegar a convertirse en un factor de poder capaz de inclinar la balanza en una elección presidencial como la de Estados Unidos o Francia con la influencia que esto puede llegar a suponer en la política y economía mundiales?
Y vaya que, aunque estas preguntas no parecen simples de responder, el resultado es más que apasionante, ya que a través de este libro el lector iniciará un interesantísimo y divertido recorrido por cada recoveco de Facebook para revisarlo y desmenuzarlo en busca de la develación del misterio.
El libro ha generado que Facebook diera de baja el perfil del autor sin previo aviso junto con todas las páginas de grupos que este tenía.Censura de Facebook a Faceboom La campaña publicitaria tiene un tratamiento irónico como se puede ver en este spot:

Se puede ver el munfo facebook trasladado al cuarto de un matrimonio cualquiera. Ya el segundo comercial incorpora el concepto de fama 2.0 al que hemos hecho referencia. INSERTAR VIDEO Campaña Faceboom_ comercial 2




Todo lo expuesto indica que frente a las nuevas formas de socialización se requieren nuevas formas de interpretación. Una mirada que permita comprender el fenómeno desde una perspectiva holística, no sólo de corte sociológico, psicológico o tecnológico, sino una que se alimente de cada una de ellas para dar cuenta de esta flamante forma de consolidar el yo, de establecer parámetros relacionales con un otro masificado en el que el concepto de fama 2.0 debe entenderse como la necesidad de tener presencia y repercusión en el “muro” de los demás. Ese deseo de reconocimiento y de trascendencia que acompaña al hombre desde siembre es ahora digital y más evidente; está más a la mano de cualquiera y Facebook es la plataforma que dispara nuestros egos al ciberespacio y el producto de la colición de millones de egos trae aparejado un sinfín de cambios para los que debemos preparanos.

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